Escrito por Alexis Echevarría y Stefanía Sibille / Libélula y Rocío García / SouthSouthNorth

Con el fin de implementar con éxito las Contribuciones Determinadas Nacionalmente (NDC, por sus siglas en inglés) de los países, y aumentar la ambición a lo largo del tiempo como lo requiere el Acuerdo de París, una prioridad clave es aumentar el flujo de recursos financieros a las inversiones bajas en carbono mediante la creación de políticas, instrumentos, mecanismos y medidas para superar las diversas barreras que actualmente obstaculizan el financiamiento climático.

El proyecto DecarBOOST se inició en 2020 y se extenderá hasta finales del primer trimestre de 2023. Tiene como objetivo apoyar a tres países latinoamericanos: Argentina, Brasil y Perú para catalizar la transición a una sociedad baja en carbono y promover inversiones consistentes con un desarrollo resiliente.

Los tres países tienen una meta climática a mediano plazo, incluida en sus respectivas NDC actualizadas; y a su vez, están trabajando hacia un compromiso neto cero hacia 2050.

Barreras identificadas

Entre las principales barreras identificadas para las inversiones climáticas en Brasil (además de las específicas por cada sector) se encuentran: altos costos iniciales en la implementación de nuevas tecnologías; alto riesgo tecnológico y financiero de los proyectos innovadores lo que conduce a altas tasas de interés; leyes y reglamentos inapropiados (por ejemplo, en la generación de energía y campos de eficiencia energética); y falta de un marco institucional adecuado para fomentar la participación de asociaciones público-privada; entre otros.

El análisis en Argentina dio como resultado que existen barreras relacionadas con aspectos económicos, financieros, técnicos, políticos y culturales, y legales e institucionales. Las principales barreras están asociadas con una falta de integración de los incentivos intersectoriales, falta de instrumentos de inversión climática a largo plazo, poco conocimiento de los beneficios de las tecnologías bajas en carbono, falta de señales claras del mercado y de la política fiscal para atraer inversiones climáticas y marcos legales desactualizados o insuficientes que no reflejan las necesidades para las transformaciones sectoriales.

En el caso de Perú, se identificaron barreras como la poca claridad de la normativa, que resulta poco atractivo para los empleadores en el caso del teletrabajo; ausencia de un cronograma vinculante para convocar a las licitaciones de nuevos proyectos enfocados en energía renovable; y en la generación distribuida, que aún no cuentan con la aprobación y publicación del reglamento.

Los estudios realizados en estos tres países nos muestran coincidencias de barreras a superar en la región para dar mayor claridad en aspectos regulatorios, generar mejores incentivos para la inversión que favorezca la mitigación de gases de efecto invernadero, diseñar e implementar instrumentos financieros innovadores para fomentar inversiones bajas en carbono a largo plazo, mejorar las capacidades y desafíos técnicos e innovación tecnológica que requiere la transición energética; y finalmente desarrollar mayor y mejor flujo de información para la toma de decisiones tanto políticas como de inversión pública y privada.

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